Nora López, ya sabéis, fue hace años alcaldesa de un pueblecito de trece mil habitantes.
Contó su historia en Todo en orden y me encargó a mí que la moviera.
Su historia. A ver, no exageremos: siete días de su historia. Pero vaya siete días.
Nora estaba entonces en una situación difícil. Muchos líos de todo tipo.
Y, lo más importante: quería ser reelegida costara lo que costara. A cualquier precio.
Ahora no se dedica a la política. En realidad no sé a lo que dedica. Hacía tiempo que no sabía nada de ella. Pero el otro día me mandó un wasap.
Que si nos vemos, decía.
Y yo: pues bueno, pues vale, pues sí.
Hemos quedado.
Me ha adelantado que quiere que hablemos de las municipales, que están ahí a la vuelta de la esquina.
Y yo he pensado que si a Nora se le ha despertado la vena política, esto se puede animar.
Así que me he dicho: Juan, activa tu blog.
Y lo he activado.
Por cierto, la historia de Nora se puede leer aquí y cuesta, más o menos, lo que tomarse un vermú. También se puede comprar, en papel o en digital, en la editorial Adarve