Nieva un poco. Lo necesario solamente
para aderezar bien el decorado, como
aquellas soberbias películas de antes,
cuando lo más intenso estaba en las miradas.
Berlín es oscura y, al mismo tiempo, nítida:
tiene la luz justa para que los detalles
hablen por sí mismos, con esa contundencia
con que habla la Historia cuando está bien escrita.
Y hay jazz, y cerveza, y hay un collage de gentes
que ni guardan rencor ni parecen eufóricas,
como si lo supieran todo de la vida.
Anselm Kiefer, y un bar en el barrio judío,
y la ausencia de Bach, y tantas bicicletas.
Este poema formó parte de la instalación «Berlín digerido» que el artista Javier Polo realizó en la Sala Pintores de la Diputación de Cáceres durante el mes de noviembre de 2014.